José Requejo: una vida haciendo familia y amigos

El bueno de José no tuvo precisamente una vida con buenos principios y buenos finales. Queda huérfano a los cuatro años y termina su ciclo vital tras la larga tortura de una dolorosa enfermedad que supo llevar con la paciencia y conformidad de un auténtico santo o héroe, eso sí, siempre arropado por su familia biológica (Pepi, José, Juan Carlos (Chiqui), Javi, Myriam, Nuria, Cristian, Alejo, Belén, Alejo, Miguel y Ana) y también por su familia afectiva (Nando, Geni, Gallardo, Blanca, Toni de Grao y Mary Luz) y vecinos de Mestres, la localidad más solidaria de Asturias, a juzgar por la presencia masiva de vecinos y amigos del pueblo de su mujer que lo consideraron desde su llegada, como un nacido es esta bella aldea piloñesa con nombre propio, por cierto recién recuperado en ambas entradas al pueblo, que ya reclamaba José junto con la numeración de las casas y en nombre de las calles, en su emotivo Pregón del Mercau Tradicional de Mestres leído el 02/10/2010. ¿Y no sería oportuno incorporar al catalogo de cualidades que atesora Mestres, para presentarse a candidato a Pueblo Ejemplar de Asturias, precisamente esta ejemplaridad y solidaridad que demuestra, al acompañar masivamente a la familia de un vecino difunto?.
Quizá esos primeros años de orfandad, rodando de casa en casa de sus familiares, le permitieron valorar más y ser un candidato de lujo, para constituir una familia propia y a ello encaminó sus pasos sin perder mucho tiempo por el camino, para cortejar en Mestres a una mocina guapa, simpática, buena y trabajadora -Pepi, la nieta de Perto-, que culminó hace unos 45 años y con lo que tuvo un acierto pleno, pues contradijo el crudo y cínico refrán de “Quién va lejos a casar / o va engañau o va a engañar”, ya que la elegida como el amor de su vida, resultó una cariñosa esposa, ejemplar madre, amante abuela y lo que no es de menor cuantía: una cocinera de lujo, como pude comprobar en una ocasión en que llegué a su casa cuando estaban comiendo y olía tan bien aquel guiso, que me apeteció compartir con ellos, mesa y mantel. Y ya saben que lo que huele bien, sabe bien. Y sin duda todas estas favorables circunstancias, permitieron que Jóse bien respaldado por una consumada administradora domestica (Pepi), pudiera sacar adelante una familia de nada menos que de cuatro hijos, sin que nunca les faltara de nada. Ya saben que por mucho que atrope un marido, si la mujer desparrama, no alcanza para nada.
Su periplo laboral resulta de lo más variado, desde una farmacia de la familia a partir de los 14 años, pasando por varios restaurantes de Oviedo (“Cabo Peñas” -en donde un servidor lo conoció cuando iba a cortejar a Mary Carmen-, “El Gato Negro”, “Cantábrico”…) y terminando como Representante de Comercio de varias firmas entre las que estaba una de calzado (zapatos) de la que fuimos clientes en la tienda de mis padres. En cuantos puestos de trabajo hizo acto de presencia, demostró capacidad, honradez y simpatía, y en todos ellos hizo de los compañeros y clientes, verdaderos amigos.
Sin duda una de las cualidades más destacables de José, era su facilidad de hacer amigos, que incluso los hacía jugando como él sabía al tute, dominó o “subastau” y que en algunos casos resultaron verdaderos hermanos -precisamente para quien no tuvo ninguno biológico- y que no eran otros que los miembros de la tertulia sidro-coral, formada por Nando, Geli, Gallardo, Blanca, Toni de Grao, Mary Luz,… -que tan buenos ratos pasaron juntos y que José seguro que desea oírlos cantar desde allá arriba, pues la verdad es que lo hacen como los Angeles-, y que lo acompañaron en el hospital, tanatorio, funeral y cementerio, siempre con los ojos húmedos y un nudo en la garganta. Cuando un amigo se va, algo se muere en el alma, pero en este caso José era más que amigo, un verdadero hermano. La privilegiada y emocionada voz de José Luis Gallardo, culminó la solemnidad de la despedida celebrada con el funeral de cuerpo presente del 06/12/2017 en la Iglesia Parroquial de Infiesto, en el que no solamente puso su voz, sino también su corazón, con el apoyo musical (órgano) y vocal de mi prima Mellina.
Un Tanatorio lleno, una Iglesia hasta con personas de pie y un Cementerio con muchos familiares y amigos, dice mucho del aprecio y cariño de todos los que tuvimos la suerte de conocerte. Que todas tus buenas obras y que la dolorosa enfermedad que te llevó, tengan su merecido premio en la otra vida en la que ya no hay dolores, penas ni sufrimientos. Y que descanses en paz, que buena falta te hace.

Deja una respuesta